domingo, 19 de septiembre de 2010

Peñarol pierde puntos


Mejía casi se transforma en la verdadera incorporación estrella, pero chocó con el mismo árbol que todos. Martín Góngora le puso las manos a un equipo que, como contra Nacional, se fue feliz del Centenario bajo la misma receta: las tapadas de su arquero.
Peñarol obviamente fue más. Físicamente se sabía de antemano, futbolísticamente se fue mostrando con los minutos. Primero fue a fuerza de pelotas quietas. Después, más afirmado, generó el estético aplauso con la presencia de Solari, que estuvo a la altura aunque le faltó definición en un par de oportunidades.
No fue el único en un equipo que falló en el área rival y se encontró a falta de quince minutos con el mismo score que antes de salir del vestuario. Siguió intentando hasta el final, ya con más nervios, más necesidad y menos frialdad para intentar generar fútbol.
Mereció el gol y los tres puntos. Se fue sin ninguno de los dos, ante una tribuna que también dejó la cancha armada de esa angustia de saber que el partido estaba a un buen toque de guardarse en el bolsillo.
Del otro lado, El Tanque mantiene un inesperado invicto y, muchos años después, se vuelve a dar el gusto de salir vivito y coleando ante los dos grandes. Parte del agradecimiento corresponde a su golero.

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