"¡Hay que saltar! ¡Hay que saltar! ¡El que no salta, no va al Mundial!". Los jugadores uruguayos gritan, se abrazan… y saltan, claro. No es para menos: la Celeste acaba de confirmar su presencia en la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010 ante su gente, tras empatar y sufrir contra una valiente selección costarricense.
"La eliminatoria fue muy dura y este partido lo confirmó", grafica Oscar Tabárez, el estratega del último equipo clasificado para la cita africana del año próximo. Una vez más, al igual que en las últimas dos eliminatorias, el charrúa resultó el último conjunto del mundo en definir su suerte. Al filo, fiel a su costumbre…
"Costa Rica jugó muy bien y estuvo a un gol de clasificar. Por suerte nos tocó a nosotros. Lo más importante, de todas formas, es que conseguimos el resultado que buscábamos cuando iniciamos este proceso. Ahora tendremos tiempo para mejorar lo que sea necesario. Las formas no importan, lo que vale es que estamos entre los 32 equipos que van al Mundial", completó el entrenador que ya dirigiera a su selección en Italia 1990.
A su lado, los aficionados que vistieron de fiesta al Centenario gritan y lloran. Diego Forlán, uno de los tres futbolistas del plantel que había clasificado para Corea/Japón 2002, festeja con ellos. Y analiza: "Sufrimos, pero tenemos una alegría inmensa. Nos costó meter la pelota, no tuvimos claridad en los momentos clave. Pero ya está, soñé con este momento y ahora lo disfruto al máximo".
Los otros dos jugadores uruguayos que ya habían pasado por una situación similar son Diego Pérez y Sebastián Abreu. El Loco, una vez más, se vistió de ídolo…
Para el recuerdoEntre los más ovacionados está Sebastián Abreu, el goleador incansable de la Celeste que ya estuvo presente en la cita asiática de 2002. El Loco ingresó a los 65 minutos en lugar de Luis Suárez y, apenas cinco más tarde, abrió el marcador con un oportuno cabezazo. El gol de la clasificación, ni más ni menos.
"Esto es lo más lindo que puede haber: mi país, mi gente… es para todo Uruguay. Ya me puedo morir tranquilo", explica todavía en el campo de juego. "¿El gol? Es una bendición que me dio el Señor, no tiene precio", agrega. En su mano derecha lleva una cámara de vídeo casera, con la graba sus momentos más gloriosos. "El día de mañana, mis hijos (gemelos) podrán ver dónde ha estado su padre. Cuando cumplan 7 años, se reirán viendo cómo aplaudían al papá", confiesa entre risas.
Ya más serio y reflexivo, Abreu analizó las explicaciones de esta satisfacción: "Ganamos por deseo y por hambre. El gol de visitante nos ayudó a manejar el partido, aunque terminamos sufriendo un poco. Estamos destinados a eso, ¡así se celebra mejor!".
Segundo goleador del equipo con 5 conquistas, el Loco sueña con que la alegría de esta jornada se repita próximamente. Más precisamente, en el próximo mes de junio. "La mentalidad del fútbol uruguayo se ha transmitido desde las épocas doradas en que fuimos primeros campeones de América, Olímpicos y del Mundo. No sé si nosotros podremos llegar al nivel de esos fenómenos, pero sí somos capaces de brindarle alegría a esta gente", explica.
¿Logrará aportar lo suyo una vez más en Sudáfrica? Él mismo lo contesta. "Ojalá así sea. De ahora en más, todo lo que me va a movilizar es la opción de formar parte de este plantel en el Mundial. No hay nada como defender esta camiseta".
Las luces del Centenario comienzan a apagarse, mientras Abreu se pierde en el túnel con los últimos auxiliares de la delegación. En las calles, la fiesta recién comienza. Los uruguayos saltan, y con razón. Una vez más, van al Mundial.
FIFA
"La eliminatoria fue muy dura y este partido lo confirmó", grafica Oscar Tabárez, el estratega del último equipo clasificado para la cita africana del año próximo. Una vez más, al igual que en las últimas dos eliminatorias, el charrúa resultó el último conjunto del mundo en definir su suerte. Al filo, fiel a su costumbre…
"Costa Rica jugó muy bien y estuvo a un gol de clasificar. Por suerte nos tocó a nosotros. Lo más importante, de todas formas, es que conseguimos el resultado que buscábamos cuando iniciamos este proceso. Ahora tendremos tiempo para mejorar lo que sea necesario. Las formas no importan, lo que vale es que estamos entre los 32 equipos que van al Mundial", completó el entrenador que ya dirigiera a su selección en Italia 1990.
A su lado, los aficionados que vistieron de fiesta al Centenario gritan y lloran. Diego Forlán, uno de los tres futbolistas del plantel que había clasificado para Corea/Japón 2002, festeja con ellos. Y analiza: "Sufrimos, pero tenemos una alegría inmensa. Nos costó meter la pelota, no tuvimos claridad en los momentos clave. Pero ya está, soñé con este momento y ahora lo disfruto al máximo".
Los otros dos jugadores uruguayos que ya habían pasado por una situación similar son Diego Pérez y Sebastián Abreu. El Loco, una vez más, se vistió de ídolo…
Para el recuerdoEntre los más ovacionados está Sebastián Abreu, el goleador incansable de la Celeste que ya estuvo presente en la cita asiática de 2002. El Loco ingresó a los 65 minutos en lugar de Luis Suárez y, apenas cinco más tarde, abrió el marcador con un oportuno cabezazo. El gol de la clasificación, ni más ni menos.
"Esto es lo más lindo que puede haber: mi país, mi gente… es para todo Uruguay. Ya me puedo morir tranquilo", explica todavía en el campo de juego. "¿El gol? Es una bendición que me dio el Señor, no tiene precio", agrega. En su mano derecha lleva una cámara de vídeo casera, con la graba sus momentos más gloriosos. "El día de mañana, mis hijos (gemelos) podrán ver dónde ha estado su padre. Cuando cumplan 7 años, se reirán viendo cómo aplaudían al papá", confiesa entre risas.
Ya más serio y reflexivo, Abreu analizó las explicaciones de esta satisfacción: "Ganamos por deseo y por hambre. El gol de visitante nos ayudó a manejar el partido, aunque terminamos sufriendo un poco. Estamos destinados a eso, ¡así se celebra mejor!".
Segundo goleador del equipo con 5 conquistas, el Loco sueña con que la alegría de esta jornada se repita próximamente. Más precisamente, en el próximo mes de junio. "La mentalidad del fútbol uruguayo se ha transmitido desde las épocas doradas en que fuimos primeros campeones de América, Olímpicos y del Mundo. No sé si nosotros podremos llegar al nivel de esos fenómenos, pero sí somos capaces de brindarle alegría a esta gente", explica.
¿Logrará aportar lo suyo una vez más en Sudáfrica? Él mismo lo contesta. "Ojalá así sea. De ahora en más, todo lo que me va a movilizar es la opción de formar parte de este plantel en el Mundial. No hay nada como defender esta camiseta".
Las luces del Centenario comienzan a apagarse, mientras Abreu se pierde en el túnel con los últimos auxiliares de la delegación. En las calles, la fiesta recién comienza. Los uruguayos saltan, y con razón. Una vez más, van al Mundial.
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